IBERIA

Encaramados en el fuselaje de los días,
tratábamos de no caer.


Demasiadas turbulencias,
demasiada oscuridad bajo una presión
que tensa nuestra epidermis
como cuero de bombo.

Desde la ventana,
los pasajeros de primera clase
nos miraban con desdén
mientras devoraban con gula el catering y el oxígeno.

Banqueros, políticos, esbirros y tertulianos
disfrutaban de la orgia, mientras en el exterior
los cuerpos se descolgaban agotados y exhaustos.

La nave de la vergüenza iba tripulada por el comandante Usura
y las azafatas eran vampiresas con trajes de Louis Vuitton.

Dicen que un joven con trenza armado hasta los dientes de razones,
puso tan nervioso al pasaje, que entre ellos se devoraron.

Aeropuerto de la esperanza:
solicito pista para tomar tierra y justicia.

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