SIN CONDICIONES



El reloj marcó la hora de la desbandada.
Sin pólvora, asediados por el hambre,
decidimos despojarnos del coraje
y tirarnos al sofá a morir plácidamente.

El ímpetu duerme en cajeros automáticos,
mientras cupido trabaja de becario en codicia & asociados.

Este nuevo evangelio se escribe con tinta de sangre
por pregoneros y tertulianos,
charlatanes ideales para una muchedumbre
con síndrome de abstinencia que viaja rumbo al vacío.

Aferrado al botín de mis afectos,
me niego a firmar una rendición sin condiciones.

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