LOS VIAJEROS SIN ESTRELLA
Son los lunes tristes momentos
que envidian ser viernes,
mientras los autómatas cuerpos
vagan en silencio rumbo a la rutina.
Allí, donde la ciudad sufre la mutación
que desemboca en el día
y los párpados comienzan a despegarse del sueño,
allí encontró el caudal su ausente cauce.
En el vagón, sentados frente a frente,
las esquivas miradas, unieron nuestros destinos
y las soledades compartidas despojaron al silencio
de la cartografía miserable del desencanto.
Tú bajaste en –esperanza-
y una última mirada anunció la despedida;
yo continué viaje hacia -las musas-
edén perdido donde se buscan, los viajeros sin estrella.
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