MECÁNICA FRÁGIL



Todos sabían que al besarte ya nadie ocuparía tu lugar.
No existe antídoto para frenar la entrada a tu alcoba:
puerta silenciosa a todas las lujurias.
Cuando no estás, las horas son de culto y castidad,
sólo la intuición de tu venida, devuelve a mi osamenta  
a un estado de consciencia y carcajada.
Es entonces cuando mis pies entumecidos
bailan el bolero del asombro sin reglas ni formas.
Sabes, dicen que me he vuelto débil a tu lado,
que me tengo que endurecer por si tu vientre,
algún día no cura mis heridas.
Cuando el fuego se apague en los contornos de tus pupilas,
será tiempo entonces de cortar el caudal
y esperar plácidamente la llegada  del infarto.

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